martes, 26 de mayo de 2009

La vida hecha manjar


Comer con los recuerdos añejos, la nostalgia de los olores, el sabor a la pimienta y la canela…al anís al clavo y a al olivo.
En la cocina de mamá se volvían enredaderas de aromas sus cazuelas, la tradición española y turca en la familia aderezada con lo indígena de la tierra y el mestizaje, fundieron en nosotros el encanto culinario.
Unos mas y otros menos pero sabemos que en nuestras mesas las delicias de la comida cotidiana, de la comida de la celebración y de las penas.

Una sopa de “Te quiero Corazón”, un guisado de “Te Adoro” y un caldito de pollo para la gripa y el resfriado en la cama del convaleciente.

La comida es para vivir y para matar, para amar y para compartir, para enseñar y cubrir. Así tenemos mis hermanos y yo el olfato reluciente y picante, educado y soberbio de la buena cocina.

Buscábamos en las alacenas los chiles para las salsas y nos sumergíamos en el costal de azúcar que se compraba cada año.
Amábamos el aroma del pan recién hecho que era envidia de los vecinos, la casa siempre olía a aromas deliciosos.

También las manos de las tías sureñas hacían trampas exquisitas en las cazuelas de la casa. Un huevo a la mexicana bien cocinado y rojito que hacía la boca agua, la salsa con ajonjolí para comer con crema y tortillas, los bosteces con papas con su condimento de pimienta ajo, cebolla y canela. La sal de la vida…

Saltan los colores y las risas juegan, El empeño del agrado y la sonrisa cocinera acompañan el sazón. Nos vamos de viaje. Tía Carlota hacía las tortas de huevo con chorizo mas ricas del mundo.

La lluvia empieza a corretearnos, la escuela esta a tres calles de la casa el lonche para el recreo se enfría. Ayer comimos mole. Una telera con mole sin pollo rebozante mancha la servilleta y la mordida molera te dibuja bigotes dulces y picosos, la ropa se salpica del rojo intenso como sangre asomada en el cuello de la blusa…¿comiste mole , verdad?

Hubo fiesta por el cumpleaños de mi madre, desde hace dos días se preparaba el maíz para el pozole, en la cocina había fiesta también . Cebolla picada, orégano asadito, chile de árbol seco y molido, carne de cabezas de cerdo, chicharrón, aguacate, tostadas recién hechas…la botana pues.
Asi transcurre la vida, tenemos que comer , pero cuando este acto se vuelve ritaual, esperado, fecundo y noble, simplemente la vida es un manjar.

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